domingo, abril 01, 2007

::Mirando atrás

El pasar del tiempo nos cambia de impredecibles formas. A veces nos hace tristes, otras más sabios. Hoy busqué entre el polvo algo que escribí en el 2001, escrito a puño en un libro que con mis propias manos encuaderné para protegerlo del tiempo, pensando que quizás alguien más lo leería, quizás yo mismo, para darme cuenta de que tanto puede uno cambiar con el paso de los años.
Sentí alegría porque hay cosas inquebrantables incluso cuando las manecillas no se detienen. Ahora comparto contigo lo que alguna vez escribí solamente para mí.
"Mi universo y el tuyo son el mismo, pero distintos. Mi realidad es sólo mía y sólo yo puedo verla, al igual que la tuya sólo puede ser vista por ti. En mi universo yo soy el centro, así es como lo veo, y me conecto con todo lo que me rodea. Es infinito en todas direcciones y las distancias se logran concéntricas en mí. Siendo el centro puedo crear el balance y lograr la armonía, que son mi propósito y camino.
Cada uno tiene la posibilidad de dibujar su propio universo en su alma de la manera que lo sienta. Algunos ponen Dioses o santos, otros no ponen absolutamente nada. Puedes poner lo que quieras porque el alma no conoce más límite que la fe. Yo pongo mi fe en el amor. No se de Dios, yo nunca lo he sentido, pero del amor... lo he vivido y lo predico."
Me alegra saber que aunque tengo ya dos o tres canas, sigo pensando de la misma manera.

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